INSTANTÁNEAS DE MIS CLASES DE CLARINETE

El aspecto fundamental que diferencia a un profesor de otro es su metodología.

La metodología es, ni más ni menos, cómo enseñamos.

Y ese «cómo» engloba el «qué» y el «cuándo».

En mi caso, hay cuatro aspectos fundamentales que podrían definir mi metodología.

  1. Poner la música en el lugar prioritario, supeditando todo el aprendizaje a un fin musical y artístico. Para ello son fundamentales los siguientes tres puntos, además del conocimiento lo más amplio posible del repertorio y los compositores, es decir, del lenguaje de la música.
  2. El conocimiento lo más profundo posible de cómo funciona el instrumento y cómo funciona el cuerpo respecto a él. Esto engloba la técnica en su acepción más amplia.
  3. La disposición de recibir a los alumnos tal y como son, para adecuar a su manera de aprender la enseñanza concreta de la música a través del clarinete. Para ello hace falta empatía y capacidad de observación.
  4. Un orden claro de qué pasos hay que dar para llegar a lo que se quiere conseguir. Esto requiere paciencia, visión de futuro y una adecuación de los ejercicios y el repertorio a la individualidad de cada uno.

Os cuento algunos aspectos que practicamos en clase:

EMBOCADURA

La embocadura es aquello que nos conecta con el generador del sonido. Por ello, es un punto crucial y debe trabajarse correctamente desde el principio.

En las fotos siguientes, podéis ver tres momentos distintos:

Para conseguir la embocadura de la primera foto, hemos trabajado la «succión» sorbiendo a través de la pajita y también a través de la boquilla con un globo. Esta «succión» hace que la musculatura que antes estaba demasiado abandonada «trabaje» correctamente. A esta acción de los músculos de la embocadura le cambiamos el sentido del soplo: en lugar de sorber, soplamos. La embocadura de la que partíamos estaba exageradamente suelta, sin prácticamente tonicidad ni en los labios ni en la barbilla.

En estas fotos observamos de nuevo el trabajo con la pajita, proponiendo luego hacer vibrar los labios en el tubo, para rebajar la excesiva tensión que se observa en los ellos. En la tercera foto vemos la embocadura corregida. La embocadura de la que partíamos cerraba el paso del aire y tenía la barbilla «desconectada».

En este vídeo vemos un paso más del trabajo de la embocadura. Ya con el clarinete, tocamos intervalos «fáciles» (escalas descendentes en grados conjuntos) para conseguir una embocadura firme y flexible al mismo tiempo. En este caso, la mandíbula «masticaba» cada uno de los sonidos y el legato se convertía en una especie de «wawawa…».

SUJECIÓN

En estas fotos podemos ver cómo enseño a sujetar el clarinete.

Primero hago colocar los dedos de la mano derecha en sus correspondientes agujeros. El meñique tiene que llegar con comodidad a las llaves. El clarinete lo sujetamos a la altura del barrilete con la mano izquierda. El pulgar está relajado: al principio no participa, hasta que no nos aseguramos de que los dedos tapan desde la yema y el meñique no está demasiado estirado. Hecho esto, el pulgar se coloca con naturalidad.

Muchas veces, el pulgar recibe al clarinete de una manera pasiva: al apoyapulgar está demasiado adentro en el dedo y los músculos de la mano se anulan, sobrecargando la muñeca y el antebrazo. Para evitar esto, sugiero como experiencia, sujetar el clarinete lejos (debajo) del apoyapulgar e incluso, si se puede, quito el apoyapulgar: de este modo, nos damos cuenta del papel activo de este dedo, que no solamente «soporta» el peso del instrumento, sino que «lo eleva» hacia adelante y hacia arriba, con la ayuda del brazo. También experimentamos cuál es la parte «activa» del dedo, es decir, la yema, a la altura de la primera falange (distal o falangeta), no de la segunda (proximal).

Al inicio, si el peso del instrumento fatiga en exceso el dedo pulgar, la muñeca y/o el antebrazo, se pueden hacer ejercicios con un rollo de cartón: quitamos peso, incidimos en el movimiento libre de los dedos y podemos ejercitar la coordinación y el movimiento, a la vez que descansamos del peso del clarinete.

MOVIMIENTO DE LOS DEDOS

En este video vemos un ejercicio para mejorar el movimiento de la mano derecha. El meñique ya está liberado, falta evitar el doble juego de medio y anular; el índice ya articula desde la palma de la mano y el resto de los dedos se relajan cuando sólo utilizamos el índice.

Vale la pena parar siempre que haga falta para corregir esos «errores tontos», pero que pueden desencadenar con facilidad en sobrecargas musculares y otras patologías de más complicada solución.

SOPLO

El trabajo del soplo es inseparable del trabajo de la respiración.

La respiración puede trabajarse de una manera introspectiva (respiración natural) a través de la observación y de una manera activa (respiración con intención) a través del soplo.

En las dos primeras fotos vemos el reflejo del aire en la mano. La percepción en la piel del soplo nos da una idea de cómo es: suave, intenso, rápido, centrado, disperso… Cuando lo hacemos con la pajita, percibimos un soplo directo y centrado; cuando lo hacemos sin ella, debemos implementar lo aprendido en los ejercicios de embocadura; con este ejercicio se pueden percibir defectos en el labio superior, el gran olvidado en la embocadura, y que también juega su papel en la canalización del aire hacia el clarinete, ya que trabaja en equipo con el labio inferior y las comisuras.

En la tercera foto vemos el típico ejercicio de la pajita y la pelota de poliespán. Con este ejercicio tenemos una buena sensación del soplo «limpio», sin interrupciones, libre… el efecto que el aire hace sobre la pelotita nos da idea de la fuerza, la velocidad y la continuidad que debemos imprimir al soplo.

La cuarta foto, ya utilizando la boquilla del clarinete, a la que se le ha aplicado un globo, es de utilidad para constatar que estamos dejando el espacio suficiente para que el aire soplado fluya hacia el instrumento. Este mismo ejercicio es útil para visualizar y practicar la articulación, como os explico seguidamente.

ARTICULACIÓN

El ejercicio con el globo en la boquilla no solamente sirve para trabajar al embocadura y el soplo, sino también la articulación.

Una vez seguros de que el aire fluye sin trabas ni tirones hacia el instrumento (globo), podemos añadir el movimiento de la lengua:

  1. Portato: la lengua toca la caña pero no interrumpe el flujo del aire. El globo sigue inflándose de manera continua.
  2. Staccatto: la lengua para la vibración de la caña, interrumpiendo el flujo del aire (¡nosotros no dejamos de soplar, pero el aire no pasa!). El globo se infla sólo cuando dejamos pasar el aire. Se infla «a poquitos». Este ejercicio también es bueno para adquirir control sobre el movimiento de la lengua y concienciarnos del efecto que produce en el sonido.

Es importante señalar que estos ejercicios o experiencias necesitan de una transferencia inmediata al instrumento, porque lo que queremos nosotros es una mejora del sonido y su producción.

En etapas tempranas, estos ejercicios se pueden intercalar en la clase cuando se necesiten pausas, o bien por cansancio del brazo derecho, o bien por cansancio de la embocadura.

En las clases colectivas nos pueden servir para trabajar en grupo conceptos que son importantes para todos, y que nunca está de más repasar.

En alumnos más avanzados, la utilidad es más para concienciarse de lo que se está haciendo, para corregir malos hábitos o para adquirir nuevos y buenos.

En todo caso, son ejercicios entretenidos y de los que puede sacarse un gran provecho para la mejora de alumnos de todos los niveles.

Espero que os haya resultado interesante.

Si tenéis alguna pregunta, no dudéis en dejarla en los comentarios o de poneros en contacto conmigo.

Para ver más «instantáneas» sobre más contenidos de mis clases, seguid mi página de facebook «AULA DE MUSICA DE CECILIA SERRA«.

¡Gracias por leer!

Cecília

6 respuestas a «INSTANTÁNEAS DE MIS CLASES DE CLARINETE»

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