ESPECIAL DÍA DE REYES: CONVERSACIONES CON… VÍCTOR DE LA ROSA

¡Feliz día de Reyes!

Parece que nos hemos portado bien y nos han traído una nueva entrevista para el blog…

Víctor de la Rosa es un clarinetista joven y polifacético. Activo como músico de orquesta, profesor, organizador de eventos y especialista en clarinete bajo… ¡Casi nada!

Le conocí cuando él contaba sólo con 16 años en Oviedo, en un curso con Walther Seyfarth, clarinetista de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Era un gusto escuchar un estudiante tan joven y que lo hacía tan bien. ¡El propio Seyfarth se impresionó cuando descubrió que sólo tenía 16 años! Desde entonces mantuvimos un tiempo el contacto vía mail (no había redes sociales…) y más recientemente, gracias a facebook, nos volvimos a poner al día de nuevo.

Creo que vale mucho la pena que le conozcamos un poco más: ¡adelante!

 

Nombre completo: Víctor de la Rosa Lorente

Lugar de nacimiento: Nací en Valladolid pero he crecido en Alcudia (Mallorca)

Víctor de la Rosa

 

¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué persona/s fue/ron decisivas para ti en esta primera etapa?

Empecé con 7 años en la escuela de música de Alcudia, mi pueblo, con Joaquim Redondo. He de decir que si mi madre no me hubiese apuntado a música, yo no creo que lo hubiese pedido… Aunque es cierto que mi hermano ya hacía música: él empezó con el clarinete y, esas cosas de ver al hermano mayor, que uno siempre quiere imitar. Además, necesitaban clarinetes para la banda, así que al final acabé yo también con ello. Finalmente se ha convertido en mi modo de vida y en el instrumento que más quiero.

A parte de mi hermano, a quien tenía yo ahí de referencia, mi profesor, Joaquim, hizo mucho por mi en esos primeros años. Él supo darme esa motivación y amor por la música, sin dejar de ser estricto. ¡Pobre de mi que fuese sin estudiar a una clase! Aún recuerdo algún portazo que otro saliendo él de clase y dejándome solo estudiando… Quizás no es el estilo pedagógico que se haría hoy, pero la verdad que le agradezco muchísimo la educación y los valores que me inculcó. Por otro lado, enseguida me metió en la banda, con apenas 8 años. Y con unos 10 años en la banda de la Federación de Baleares, con la que toqué el requinto. Sin casi ser consciente de ello, me dio ese impulso para naturalizar la música desde pequeño. Probablemente con otro profesor no hubiese sido lo mismo…

 

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta de que serías músico? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

Más o menos ya tenía claro que me quería dedicar a la música cuando empecé el bachillerato. No fue muy premeditado, simplemente fue viniendo de forma natural. Con 15 años mi profesor en el grado medio, Tomàs Picornell, me propuso para hacer un recital en un ciclo de jóvenes intérpretes en Palma de Mallorca. Además, con el conservatorio hicimos varios viajes de intercambio en el extranjero donde pudimos hacer algunos proyectos de orquesta, y la verdad que eso cada vez me interesaba más y disfrutaba de hacerlo. Cuando tenía 17 años también me dieron la oportunidad de tocar el concierto nº1 de Weber con la orquesta del conservatorio. Todo ello fue sumando y cuando acabé bachillerato no tenía ninguna duda de que mi vida iba encaminada para la música!

 

¿Quién ha marcado (para bien) tu etapa formativa?

Muchas personas la han marcado para bien. Empezando por Joaquim Redondo, y pasando por Tomàs Picornell, Enrique Pastor (el director de la orquesta del conservatorio que pensó en mi para tocar el Weber), y luego, por supuesto, mis maestros Joan Enric Lluna, a quien le debo muchísimo, Harry Sparnaay (una de las personas que más han influido en mi vida y que tristemente nos dejó recientemente). Luca Chiantore también me hizo ver la música de otra manera, así como Lorenzo Coppola. En mi etapa en Londres, a parte de mis profesores Janet Hilton y Tim Lines, hago una mención especial a Andrew Marriner, quien ha marcado mucho mi formación. Y luego, muchos colegas con quien he compartido charlas y horas de música, ¡eso también es muy importante!

 

Has estudiado fuera de España. ¿Qué destacarías de esta experiencia, tanto para tu formación musical/clarinetística como para tu formación personal?

Sí, como decía, estudié el master de interpretación en Londres, en el Royal College of Music.

Salir fuera es siempre una experiencia muy enriquecedora. Yo fui a Londres con mucha energía y con una forma de ver la música muy personal. Pero allí son mucho más disciplinados y me di cuenta de que para tocar en una orquesta debía adaptarme y cambiar algunos paradigmas. Eso me ha dado otra forma de perfeccionar y sobre todo ha sido realmente útil para el mundo profesional.

Aunque salir fuera no solo es importante por la formación, sino por el hecho de vivir en un sitio diferente, con una cultura diferente y en un sitio donde puedes encontrar a gente muy diversa. Eso te hace ver el mundo de otra manera. ¡Lo recomiendo!

 

¿Cómo fue tu «profesionalización»? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

Buena pregunta… soy de los que piensa que la vida te ofrece oportunidades, pero hay que ser capaz de verlas o aprovecharlas. A veces una derrota te hace ver o iniciar algo en lo que no habías pensado antes. Al final, se me han ido abriendo caminos en diversas direcciones (conciertos, orquesta, enseñanza…) y no solo ésos (gestión cultural, ensembles de contemporánea, performances…  ¡hasta incluso traducción de subtítulos de ópera!). Nuestra profesión afortunadamente es muy diversa y creo que hoy en día la especialización está obsoleta. Con el tiempo vas seleccionando los proyectos que te gustan más, pero una cierta combinación de todas esas ramas hace sentirme más activo y se ayudan las unas a las otras. ¡Creo que si solo hiciese una de esas me aburriría!

 

Háblanos de tu experiencia en la orquesta: ¿todo empezó con YouTube? (risas)

¡Jajajaja! Pues si alguien me googlease seguramente pensaría que sólo he hecho eso, y lo cierto es que fue tremendamente mediático, pero no, aquello fue casi anecdótico. Realmente la orquesta de YouTube fue un proyecto fantástico y una gran alegría formar parte de ello. La verdad que no todos los días se te presenta la oportunidad de ir a Nueva York a tocar al Carnegie Hall con Michael Tilson Thomas, ¡¡y menos cuando prácticamente acabas de salir del superior!! ¡La verdad que yo estaba flipando! Y sí, probablemente esa sea la semana de más fama que tendré en mi vida! ¡Jajajajajaja!

Mi experiencia orquestal empezó con la Orquesta Joven dels Països Catalans. Políticamente ahora resuena más que entonces… Yo tenía 17 años y Salvador Brotons me quiso en sus filas. Fue un proyecto que recordaré con especial ilusión. Luego vino la JONC, en la que estuve 2 años, y de la que conservo buenos amigos. También he pasado por otras orquestas jóvenes como la Academia del Festival de Lucerna donde pude conocer de cerca a Pierre Boulez (la mente más prodigiosa que haya conocido), una parada en la del Festival de Verbier, la orquesta del Royal College of Music, donde pude trabajar con Vladimir Jurowski, Vladimir Ashkenazy o Bernard Haitink, y la Orquesta del Festival de Castleton (donde me pasé dos meses literalmente en el rancho de Lorin Maazel). Maazel es de esas personas que te provocan amor-odio. Había veces que era inaguantable (aunque su mujer dijese que se enfadaba por el amor que tenía a la música), pero realmente ¡tenía momentos de un verdadero genio! ¡Un músico increíble!

Cuando acabé el Master gané un trial en la English National Opera, y a partir de ahí he ido tocando por muchas orquestas del Reino Unido. Destacaré las invitaciones como clarinete principal con la Philharmonia Orchestra, Royal Liverpool Philharmonic, Royal Scottish National Orchestra, Hallé Orchestra de Machester y el trial que he empezado recientemente como principal con la London Philharmonic Orchestra. También he tenido la suerte de colaborar varias veces con la London Symphony Orchestra, las dos últimas veces con Simon Rattle, lo que ha sido cumplir uno de mis mayores sueños como músico y clarinetista. Y también he tenido la gran suerte de hacer varias giras con la Mahler Chamber Orchestra, con la que he podido visitar unos cuantos lugares de Asia, que me encanta.

 

También eres activo en el campo de la música de cámara. El ensemble al que perteneces, CrossingLines, orientado a la música actual, juega un papel importante. ¿Cómo surgió este grupo?

CrossingLines al principio lo llamábamos el grupo “imposible”. Nos conocimos todos estudiando en la ESMuC y compartíamos una pasión por la música contemporánea. El artífice de todo fue el compositor Luis Codera Puzo. Él fue quien nos juntó, no por buscar una formación concreta, sino porque compartíamos una misma forma de hacer música nueva. Lo de “imposible” vino porque hubo un punto en que prácticamente todos estábamos estudiando fuera, uno en Holanda, varios en Alemania, otra en Francia, yo en Inglaterra… ¡era casi imposible poderse juntar e imposible de financiar! ¡Todavía más en plena crisis! Pero aquí estamos… hemos sobrevivido y ahora está yendo bastante bien. En realidad, sobrevivimos porque éramos un grupo de amigos que nos gustaba juntarnos a tocar música extrema. Nos lo hemos pasado muy bien, la verdad. Yo creo que esa ha sido la clave. Eso y el respeto y compromiso que tenemos hacia los compositores. Creo que podemos decir con orgullo que no ha habido ningún compositor que hayamos trabajado que no haya quedado satisfecho. Si algo no funciona, le damos vueltas, lo intentamos, proponemos soluciones… eso normalmente lo suelen agradecer todos los compositores.

Para mi, CrossinLines significa meterse en un laboratorio donde puedes empezar a jugar, a mezclar fórmulas diferentes para saber qué pasa. He llegado a hacer cosas que nunca imaginaba que se podían hacer, ¡y eso me motiva mucho!

 

¿Cuándo y cómo «descubriste» el clarinete bajo?

Cuando empecé el grado superior empecé a tocarlo un poco y la verdad que me atrajo mucho desde el principio. Al año siguiente conocí a Harry Sparnaay, que ha sido quien verdaderamente me ha “descubierto” el instrumento. Empecé a estudiar con él y siempre fue una inspiración, a muchos niveles. Me hizo descubrir el instrumento y el repertorio desde un punto de vista muy fresco y vivo. Bueno, ¡quien haya conocido a Harry sabe de qué hablo! Con él siempre te reías, aunque siempre era muy exigente. En esos años, Harry organizó varios conciertos en los que pude tocar mis primeras obras de clarinete bajo solo o con electrónica. Era un mundo nuevo para mi, pero que me apasionaba. Con Harry aprendí todas las posibilidades que podía dar el instrumento, que son muchísimas, y a partir de ahí me fui especializando. Desde entonces he ido trabajando con bastantes compositores de nacionalidades muy diferentes, entre ellos Oscar Bianchi, Luis Codera, Raquel García Tomás, Oliver Rapopport, Santa Buss, Octavi Rumbau, etc. con los que he podido trabajar estrechamente e ir explorando el instrumento de forma personal. Entre obras de clarinete bajo solista y otras de ensemble que tengan clarinete bajo, creo llevar alrededor de 40 obras estrenadas. ¡Y cada vez es un mundo nuevo!

LUCERNE FESTIVAL im Sommer 09, Moderne 5

 

Eres profesor de clarinete en el Conservatorio Superior de les Illes Balears desde 2014. ¿Cómo se percibe el panorama musical y clarinetístico desde allí?

Pues difícil de contestar… Yo estoy muy contento con el aula que tengo, desde que llegué he pasado de tener 3 alumnos a 7. Y eso para mi ¡ya es todo un logro! Cada uno muestra un perfil diferente y pienso que el futuro les pondrá en el sitio en el que tengan que estar, aunque a todos les exijo por igual. Para mi lo más importante no es lo bien que puedan llegar a tocar, sino el criterio que desarrollen como músicos y personas, aunque obviamente tengan que pasar unos mínimos técnicos. Pero creo que el “criterio” es algo que cada vez se está perdiendo más en nuestra sociedad y nuestra responsabilidad como músicos, y al fin y al cabo como disciplina artístico-humanística, es desarrollarlo.

En el mediterráneo tenemos la suerte de que hay bastantes bandas de música y suele haber bastante afición por el clarinete, como yo, que crecí tocando en banda, y eso es muy bueno para los chavales. En cuanto a la gente, el panorama yo lo veo con relativo optimismo; pero en Mallorca en particular echo en falta una gestión de las escuelas de música e instituciones culturales un poco más eficaz y con mejores perspectivas globales.

En general, a veces noto una cierta falta de interés por cierta parte del alumnado (aunque también de ciertos profesionales) que no acabo de entender, porque la música no es precisamente una profesión que te vaya a dar de comer fácilmente. Se pueden hacer muchísimas cosas, muchas más que en otras carreras más “convencionales”, pero creo que tener un espíritu creativo y emprendedor es fundamental. Hay alguna gente que se acomoda fácilmente y eso artística y culturalmente es peligroso.

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La Mallorca Summer Academy que co-diriges lleva ya varias ediciones. Andrew Marriner es el profesor de clarinete, pero la MSA es mucho más que una masterclass de clarinete… ¿nos lo cuentas? ¿Algún avance para 2018?

Pues sí, hace ya 5 años que inicié la gestión de este proyecto junto con mi compañero Óscar Caravaca. Este año haremos la 6ª edición y lo encaro con mucha ilusión y con ideas nuevas. En los cursos que organizamos queremos que la experiencia no sea una simple masterclass sino una experiencia global. Para empezar, escogemos lugares particulares donde el contexto histórico y artístico juegue un papel importante.

En el caso del curso de clarinete que organizo en Alcudia, esa experiencia se genera desde la propia convivencia, donde la pasamos en un casal fantástico en el centro histórico del pueblo. Pero también es una experiencia gastronómica, de los conciertos en lugares que te puedan inspirar (como el vestíbulo del propio casal del siglo XVIII, o el patio de la biblioteca de estilo renacentista). Además de las clases también me gusta combinar otras actividades, como clases de concienciación corporal, conferencias temáticas, talleres, etc… Me gustaría destacar una anécdota que pasó esta última edición, en uno de los recitales que ofrecemos a los alumnos. Tocaba Pablo Piñeiro por tercera vez consecutiva, y al final del concierto dijo: “Aquí en Alcudia toqué mi primer recital hace dos años y le agradezco mucho a Víctor esta oportunidad que me ha dado”. ¡Eso me hizo muy feliz, porque crear eso es mi principal objetivo!

Para este 2018 tengo muy buenas perspectivas, pero aún estoy trabajando en ellas y lamentablemente no puedo avanzarlas hasta que no sean seguras. ¡Pero puede haber novedades realmente interesantes y os animo a todos a echarle un ojo y poder hacernos una visita a Mallorca!

 

¡Muchísimas gracias por tu tiempo y tu atención, Víctor!

Espero que os haya parecido interesante y que os haya ayudado a conocer un poco más a este clarinetista. Creo que es realmente a tener en cuenta.

¡Nos leemos en el próximo post! ¡Gracias por leer!

Cecilia

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