EXPLORANDO LA EMBOCADURA EN EL CLARINETE

La embocadura es aquello que nos une de manera íntima con nuestro instrumento. Es donde se inicia la vibración que se convertirá en sonido. Junto con la boquilla y la caña, representa nuestras «cuerdas vocales».

Hay varias maneras de aprender a colocar la embocadura y todas ellas válidas, ya que existen muchos caminos para llegar a una embocadura funcional y adecuada para hacer sonar el instrumento y hacer música.

En este post no voy a hablar de los inicios (podéis leer sobre ello aquí y aquí) sino de cómo podemos explorar nuestra embocadura para corregir, mejorar, concienciar o potenciar su uso, mediante ejercicios de propiocepción, fuerza, estiramiento y relajación.

En el siguiente video, muestro lo que para mi es una embocadura «funcional», que se caracteriza (desde fuera y sin sonido) por una barbilla larga y estirada y unas comisuras activas señalando hacia adentro. Los labios están visibles y, parafraseando a Les Luthiers: «labio superior arriba, labio inferior abajo». ;-)) Están en el mismo plano.

Podemos emular esta posición, que es activa, pero no tensa, que es firme (alrededor de los labios) pero flexible (en el centro de estos), de las siguientes maneras:

  1. Pedorreta

2. Vuvuzela

3. Pajita

Lo que hemos visto hasta aquí es un concepto de embocadura que yo practico, pero intento no ser muy obsesiva. Me explico: esta embocadura tiene que funcionar con el sonido, la afinación, la flexibilidad, los matices… Tiene que estar al servicio del oído. Sin ello, solo la apariencia externa no tiene ningún sentido.

En mi caso, intento mantenerla lo más «perfecta» posible durante mi estudio. Cuando decae, hago pausas; hacer pausas no significa dejar de estudiar. Este tema lo hablaremos en las clases colectivas mensuales, ya que mucha gente está demandando este tema.

A todos se nos «desmonta» la embocadura en algún momento dado: un concierto muy largo, una jornada muy larga de clases… No suframos, aceptémoslo, y procuremos introducir el trabajo de la embocadura en nuestra rutina diaria.

Mantener la barbilla estirada durante horas, pues, puede llegar a ser imposible. Por mucho que compensemos este estiramiento con la activación de las comisuras, la embocadura tiene que ser entrenada, y como todo entrenamiento muscular tiene que contener estiramientos, fuerza, relajación y descanso.

Eso es lo que intentaré compartir con vosotros en el post.

Antes de seguir, dejadme decir que la embocadura (los músculos que rodean los labios) juega un papel importante junto con otros elementos: la mandíbula, la lengua, la garganta y, cómo no, la boquilla y la caña.

De la boquilla y la caña no voy a hablar, ya que cada uno de nosotros tiene un equipamiento distinto. En mi caso, para los curiosos, estos videos han sido grabados con boquilla Viotto N1+2, cañas Peter Leuthner standard 3 1/2, abrazadera Accel de Carbonissimo y mi clarinete de estudio Yamaha Custom en sistema alemán.

Vamos a ver cómo podemos explorar nuestra mandíbula, lengua y garganta, por separado y de manera combinada

1. Abrimos y cerramos la mandíbula desde la Articulación Temporomandibular (ATM), buscando simetría entre los dos lados. Si ésta no se produce, no vamos a forzar. Vamos a repetir el movimiento de manera lenta y sin tensión las veces que haga falta, y en unos días podemos conseguir esa liberación traducida en simetría a la hora de abrir la mandíbula.

2. Combinamos la apertura de la mandíbula con la extensión de la lengua. Si quieres saber más sobre la lengua, pincha aquí y te dirigiré al artículo que publiqué sobre articulación.

3. Combinamos la apertura de la mandíbula con el descenso de la base de la lengua y el ascenso del velo del paladar (de donde cuelga la úvula o campanilla). Es una sensación parecida al bostezo, que también sería un buen ejercicio para estirar todas las partes involucradas en la embocadura, la emisión el sonido y la respiración.

4. Independizamos la parte «ósea» de la embocadura (la mordida) de la parte «muscular» (que rodea la boquilla). Lo pongo entrecomillado, porque en realidad la mordida también depende de un músculo muy fuerte, el masetero. La mandíbula queda abierta, los labios forman alternativamente una A y una U, asegurándonos que son ellos los que se mueven y no la mandíbula. Recomiendo hacerlo de una manera suave.

En ocasiones, pensamos que los estiramientos tienen que ser para el mayor rango posible de movimiento y lo que tienen que procurar sobre todo es que sea un movimiento respetuoso con nuestras posibilidades en cada momento.

5. En los siguientes cuatro videos vemos ejercicios de independencia labios/mandíbula/lengua, que ya pudimos ver en el artículo dedicado a la articulación. Es muy importante mantener la curiosidad y la actitud de explorar los movimientos: no forzar, no ir más allá de lo que nos resulte cómodo.

En este último ejercicio ya hemos introducido un elemento que nos ayuda a relajar: la lengua no solamente se mueve con independencia de la mandíbula, sino que su acción ayuda a estirar los músculos que rodean los labios, es decir, los músculos encargados de formar la embocadura alrededor de la boquilla.

Seguimos con un par de videos para relajar: el primero, los labios; el segundo, las mejillas y las comisuras.

El ejercicio MUOEAI sirve para explorar la movilidad de mandíbula, labios y lengua. Exagera los movimientos, pero con suavidad:

Aquí tienes un ejercicio sencillísimo para localizar tus comisuras y otro para fortalecerlas, con ayuda de tus dedos:

Ahora vamos a añadir el clarinete. A la embocadura «funcional» del principio (barbilla estirada, comisuras hacia adentro) se le incorpora el clarinete. Aquí presento mi manera particular de emitir, manteniendo los incisivos superior en contacto con la boquilla y relajando en cada emisión la mandíbula, lo que requiere un posicionamiento rápido de la musculatura. Obviamente en pasajes rápidos no hago este movimiento y también practico tomar aire por los laterales de la boca. Pero la ventaja que encuentro en la manera que os muestro es el poder relajar la acción de la embocadura, siempre que no sea en detrimento de la frase musical.

Ser consciente de tus comisuras te ayuda a canalizar el aire hacia la boquilla y a controlar las mejillas si se hinchan. Hinchar las mejillas sería incorrecto en una embocadura «de manual», hablando de técnica pura; pero sabemos que en ocasiones es un recurso para dulcificar el sonido.

Aunque no podemos ver la embocadura por dentro, muchos coincidimos en describir la embocadura externa como U y la interna como I, y pronunciar «ji» o «hi» a la hora de canalizar el aire en la boca antes de ser soplado. Aquí os lo intento mostrar:

Para practicar, comprobar o explorar sobre el sellado de los labios sobre la boquilla, tenemos este ejercicio con el dedo pulgar. De este modo tenemos no solo la embocadura, sino también el dedo del que recibir información de lo que estamos haciendo.

Sea como sea nuestra embocadura, lo cierto es que necesitamos crear un espacio de resonancia en nuestra boca. Este ejercicio que sigue, pronunciando o emulando una U con la mandíbula bien abierta, casi «desencajada» (si pudiéramos cruzar la mejilla con un dedo, éste pasaría entre los dientes).

Ahora añadimos el clarinete y tocamos grados conjuntos vigilando que la embocadura esté activa, pero no tensa; en principio yo trabajo sin mover la mandíbula, y aunque el movimiento de la mandíbula lo puedo buscar en momentos de articulación especiales, sí pido a mis alumnos al inicio practicar tanto el legato como el portato y el staccato con la mínima variación posible de la embocadura.

Si queréis saber más sobre embocadura, los libros que más me han servido han sido los siguientes:

Guy, Larry: «Embouchure building for clarinetists»

Wolak, Kornel: «Embouchure drills»

¡Gracias por leer!

Cecilia

8 respuestas a «EXPLORANDO LA EMBOCADURA EN EL CLARINETE»

  1. Hola soy Jerónimo profesor de canto y guitarra y he sentido la necesidad de comenzar a estudiar clarinete pues es algo que deseo desde que a los 9 años escuche a Pedro y el Lobo y me enamore del gato….después los años me llevaron a la guitarra y al conservatorio…bueno etc, etc…en el presente el clarinete empieza formar parte de mi viday como viejo maestro de músicaquiero agradecer y felicitar estas lecciones pues manifiestan no solo un amor inmenso a la música sino y mas importante un consagración única al deseo de enseñar y de verdad…gracias

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  2. Hola Cecilia. Yo abandoné el estudio del clarinete por dos causas:
    – No conseguía efectuar el picado con rapidez, lo que me impedía ejecutar obras con staccattos, obras con pasajes picados con alta velocidad, etc.
    – No podía trinar con suficiente agilidad.
    La verdad es que resultaba frustante.

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    1. ¡Gracias por tu comentario! Lo siento, Juan, quizá podría haberse hecho algo al respecto, no lo sé, habría que verlo. La verdad es que el picado rápido está claramente sobrevalorado y es solo un aspecto de los recursos instrumentales, y no el más importante, según mi modo de ver.

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