3 COSAS SOBRE LA RESPIRACIÓN QUE ME HUBIERA GUSTADO SABER DURANTE MIS ESTUDIOS EN EL CONSERVATORIO

Cuando se me plantea un curso o taller de respiración de dos o tres horas, tengo ante mi un reto importante: ¡qué compromiso hablar durante un tiempo tan limitado de algo que hacemos durante toooooooda nuestra vida!

Así que lo primero que me viene a la cabeza al plantear la charla es: «¿qué me hubiera gustado saber -sobre la respiración- cuando estaba en el conservatorio?» y «¿qué sé ahora que puedo aportar a este grupo en este tiempo que tenemos a nuestra disposición?».

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Pues lo que me hubiera gustado saber por aquel entonces, son tres cosas:

  1. Que la respiración es algo cambiante.
  2. Maneras de relacionar mi respiración con el instrumento de una manera más consciente y respetuosa con el funcionamiento de mi cuerpo.
  3. Conocer mejor mi principal instrumento, mi cuerpo y mi aparato respiratorio.

LA RESPIRACIÓN ES ALGO CAMBIANTE

La respiración está siempre con nosotros. La necesitamos para mantenernos con vida. Nos acompaña en nuestros cambios de ánimo, en nuestros sentimientos, en impulsos naturales como el bostezo, el estornudo o la tos…

La respiración se produce de manera automática, pero se nos permite modificarla voluntariamente hasta un cierto punto.

Cuando yo estudiaba en el conservatorio, no entendía por qué algunos días la respiración me ayudaba a tocar mejor y otros días no había manera: el aire no me llegaba para terminar las frases, sentía mucha incomodidad en mi cuerpo y no era capaz de entender qué hacía «bien» los días buenos y qué hacía «mal» los días malos. Y esto, en mayor o menor grado, nos sucede o nos ha sucedido a todos.

Si hubiera sido consciente de que la respiración se adapta continuamente a nuestro estado anímico y corporal, quizá hubiera sido más comprensiva y compasiva conmigo misma, en lugar de enfadarme y sentirme incapaz.

Por eso cuando tengo la ocasión de estar con un grupo de estudiantes, no dejo de hablar de esto y de crear un espacio para que puedan entrar en contacto con su respiración. Tumbados en el suelo preferentemente, les invito a dirigir su atención a los agujeros de la nariz y, juntos, explorar los flujos respiratorios, las zonas de respiración y los volúmenes respiratorios.

Además, les invito a realizar esta exploración brevemente siempre antes de ponerse a estudiar: parar unos minutos, dirigir la atención hacia uno mismo y preguntarse: «¿Cómo estoy hoy? ¿Cómo está mi respiración? ¿Dónde la siento? ¿Está agitada y necesito calmarla o bien está falta de energía y necesito estimularla?».

De este modo, puedo ponerme en el modo adecuado para empezar a trabajar con mi instrumento.

Es este punto el que me permite explicar la segunda cuestión:

CÓMO RELACIONAR LA RESPIRACIÓN TRANQUILA CON LA RESPIRACIÓN SONORIZADA

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A menudo digo que la respiración hace el sonido y el sonido hace a la respiración. Usualmente, soplamos para producir un sonido, pero pocas veces caemos en la cuenta de observar de qué manera ese sonido producido influye en nuestra manera de respirar.

Otra manera de verlo es que el cuerpo hace al sonido y el sonido hace al cuerpo. Por ejemplo, yo puedo respirar y soplar muy bien con el clarinete, y eso va condicionando mi cuerpo, ya que si soplo de la misma manera en una tuba, no obtendré la misma calidad de sonido: el instrumento condiciona nuestra manera de emitir el aire, sonar y resonar, y la manera de tomarlo después de haber sonado.

En los cursos/talleres en los que los alumnos provienen de varios instrumentos, experimentamos a través de juegos, donde exploramos el soplo, visualizamos conceptos (canalización, control, rapidez, fuerza…) y observamos cómo se va comportando nuestro cuerpo ante los diferentes estímulos. Esto también lo podemos extrapolar a la práctica con el instrumento.

A veces «hacemos» demasiadas cosas con la respiración, cuando el cuerpo ya está hecho para reaccionar de manera natural al «soplo con intención» o, en nuestro caso, a la «sonorización» del soplo. Volver a encontrar la conexión con el cuerpo y con sus reacciones naturales es un objetivo constante: siempre estamos aprendiendo, observando cómo estamos en el momento presente.

Esta capacidad de observar cómo estoy hoy, cómo está mi respiración, etc. hace que cobre sentido, para mi, el concepto de hacer algo siempre «como si fuera la primera vez». Liberarnos de prejuicios de cómo debería de ser y empezar a trabajar con lo que es.

Y este punto me lleva a la tercera cuestión: conocer mi cuerpo y mi aparato respiratorio.

CÓMO ES MI CUERPO Y MI APARATO RESPIRATORIO

Conocer nuestro cuerpo no es solamente saber distinguir sus partes, sino también sentirlas y saber utilizarlas de la mejor manera posible.

Este conocimiento «aplicado», por decirlo así, se puede hacer de cientos de maneras distintas: a través del deporte, de técnicas corporales (Alexander, Yoga, Pilates…), mindfulness… De eso hablé en el post «Actividades paralelas a la formación instrumental que me han ayudado«.

Además he podido introducirme en el Método Resonancia a través de María Busqué y eso me ha abierto la puerta a un nuevo tipo de exploración del cuerpo y de la respiración.

En mis cursos/talleres de respiración invito a explorar el cuerpo a través de movimientos y estiramientos, siempre con el foco puesto en soltar la respiración, no retenerla, simplemente darse cuenta de cómo está en cada momento.

El Método Resonancia, a través de María Busqué, y la Técnica Alexander, a través de Marta Barón, me han permitido encontrar las palabras para poder transmitir a mis alumnos la importancia de trabajar la respiración de manera transversal, de mejorarla sin forzarla ni «hacer de más».

Trabajar el sonido es trabajar la escucha. La escucha me lleva a la atención. La atención me lleva a la respiración. La respiración me lleva al cuerpo. El cuerpo me lleva al movimiento. El movimiento, al equilibrio… ¿sabéis dónde está el «receptor» del equilibrio? EN EL OÍDO. Trabajar el sonido es trabajarse a uno mismo.

Este post está dedicado a Dolo Enguídanos y José Miguel Martí, profesores de clarinete del Conservatorio Profesional de Música de Utiel (Valencia), que me abrieron las puertas de su conservatorio y con quien tuve la suerte de compartir un rato de buena música.

¡Muchas gracias por leer!

Cecilia

3 respuestas a «3 COSAS SOBRE LA RESPIRACIÓN QUE ME HUBIERA GUSTADO SABER DURANTE MIS ESTUDIOS EN EL CONSERVATORIO»

  1. Estupendo el post y magnífico el taller de respiración. Cuántos contenidos reforzados y qué bien explicados! Leer tus artículos es genial pero escucharte es aún mejor. El alumnado quedó encantado y nosotros también. Te esperamos con los brazos abiertos para una próxima edición 😉. Y por supuesto, fue todo un placer hacer música juntos. Nos quedamos con ganas de más…

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    1. Un placer conocerte y comprobar la calidad del profesorado que hay en los conservatorios. José Miguel y tú sois un ejemplo de hacer las cosas bien, con profesionalidad y con vocación!

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      1. Gracias por aceptar nuestra invitación y venir a nuestro centro. Siempre es un placer leer o escuchar tus reflexiones. El curso y el concierto fueron todo un éxito; disfrutamos y aprendimos mucho contigo. ¡¡Enhorabuena por el trabajo realizado!!

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