CON NOMBRE PROPIO: ORIOL ESTIVILL ROFES

Estoy encantada de empezar el año renovando proyectos. Este es uno de ellos.

Da voz a jóvenes clarinetistas que ya tienen un nombre propio: escrito con su amor por la música, su capacidad de esfuerzo, su trabajo y su pasión.

Dejémosles hablar. Vamos allá.

¿Quién es Oriol Estivill Rofes?

Oriol es una persona muy inquieta, y que ha llevado esa inquietud al mundo musical, en especial al mundo clarinetístico. Me apasiona nuestro mundo, pero siempre digo que: primero música y después clarinete.

¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete?

Empecé un poco por casualidad en el conservatorio Profesional de música de Reus, y como muchos que nosotros, todo empezó siendo un hobby y poco a poco, de forma muy natural, fueron surgiendo nuevos retos (como concursos, pruebas, etc.) y fui dedicando más horas al instrumento. Durante esa época, mi profesor fue Javier Bofarull, un apasionado de la enseñanza que me hizo sacar lo mejor de mi durante los primeros años de mis estudios. Sin embargo, cuando llegué a 5º de Profesional, me recomendó ir a conocer a otros profesores para poder ampliar mis conocimientos y conocer otras formas de trabajar. En ese sentido, le estoy muy agradecido, ya que puede descubrir todo el mundo que existe cuando sales del conservatorio o del círculo en el que te encuentres. Por suerte, puedo decir, que esa actitud la he mantenido toda mi vida y me ha permitido formarme como he querido y ampliar mis conocimientos musicales y clarinetísticos al máximo.

El último año de las enseñanzas profesionales, lo dediqué a preparar pruebas para seguir mis estudios Superiores, y me centré en tres conservatorios, en la ESMUC, en el Liceu, y en el CSMA. Fue un año de muchas horas de estudio (el primero hasta la fecha), y como no podía ser de otra forma, recuerdo que tuve la única tendinitis que he tenido hasta el día de hoy… ¡jajaja!

Por eso considero muy importante la forma de estudiar, la organización del estudio y las fases de debe tener, para poder tener un buen rendimiento y no morir en el intento…

Vuelvo a las pruebas… tuve la suerte de entrar primero en el Liceo, reserva en la ESMUC, y reserva en el CSMA, donde al final decidí irme a seguir con mis estudios, ya que me habían hablado maravillas sobre la orquesta y otros de los muchos proyectos del conservatorio.

El primer año ahí fue algo complicado, ya que el conservatorio sufrió una serie de cambios muy serios y de forma muy brusca, que ahora creo que no vale la pena comentar.

Ahí estudié primero con Francisco Antonio García y después con Ona Cardona, dos años con cada uno de ellos.

Cuando terminé esta etapa, estuve un año trabajando como profesor en una escuela de música, mientras buscaba una universidad dónde seguir formándome y continuar mis estudios de Máster, ya que tenía la necesidad de seguir creciendo y quería conocer más cosas fuera de España.

¿Quién ha marcado (para bien) tu etapa formativa?

Sin duda, tengo que darle las gracias a mi primer profesor Javier Bofarull por su incansable labor pedagógica y por la libertad que siempre me dio durante el grado profesional para conocer profesores. Siempre fue una cosa muy natural para él y en la cual insistió muchísimo durante mis últimos años.

Gracias a ello conocí a Francesc Navarro, el profesor del Liceo de Barcelona en aquel entonces, que me descubrió todo un mundo en cuanto a recursos clarinetísticos y musicales, junto con una forma de ver la partitura muy detallada y exprimir al máximo todo lo que hay en ella.

Finalmente, me fui a estudiar el Grado Superior a Zaragoza. Los dos primeros años estuve estudiando con “Paco” García, muchísima técnica, pero muchísima… cosa que a día de hoy agradezco y odio a partes iguales, ya que muchas veces desvinculábamos la técnica de lo musical, y eso es algo que considero que nunca debería hacerse. Los dos últimos años de Grado Superior fueron con Ona, una clarinetista increíble que supo sacar, ordenar y unificar todo lo que había aprendido hasta la fecha. Fue la primera profesora que nos hablaba directamente sobre emociones, sobre autocrítica y sobre muchas cosas que nos afectan cada día y que nadie nos había hablado hasta la fecha. Es una profesora que se preocupaba mucho por sus alumnos y nos hacía reaccionar de forma muy rápida a todo lo que nos rodeaba. Personalmente, le estoy muy agradecido por ello.

Durante esos cuatro años, asistí a muchos cursos y clases magistrales a profesores como Andreas Sunden, Vicente Alberola, Wenzel Fuchs, Lorenzo Coppola, Darío Mariño, Eduardo Raimundo, Javier Martínez, entre muchos otros. Fueron esos años los que me hicieron ampliar mi manera tan particular de entender el mundo clarinetístico y sobre todo de entender que no existe una única escuela, un único tipo de material, de caña, de forma de soplar, o manera de entender la música.

Creo que es muy necesario que cada músico encuentre su propia voz, que pueda expresar de forma clara y directa lo que lleva dentro, ya que ahí se encuentra la riqueza de nuestro mundo. Y creo, personalmente, que son pocos lo profesores hoy en día que te preparan técnica y musicalmente para ello. Este es mi objetivo como profesor y clarinetista.

Has estudiado o estudias fuera de España. ¿Qué destacarías de esta experiencia, tanto para tu formación musical/clarinetística como para tu desarrollo personal?

Puedo decir, de primeras, que los dos años y medio que estuve en Amberes (Bélgica) han sido los dos años y medio musicalmente más intensos de mi vida. Fue una época dónde tuve muchísimos grupos de cámara, muchos proyectos en el conservatorio y un sinfín de oportunidades para escuchar música en directo. El segundo año, recuerdo tener 5 grupos de cámara, por ejemplo. Es un lujo poder estar cada semana en contacto con música en directo, muchos estilos, formaciones, formas de expresión diferentes, y todo con una calidad muy alta. Eso hace que tu cabeza funcione al 200% y estés mucho más motivado a la hora de afrontar tus retos y proyectos personales. Tienes muchas referencias de calidad, y eso creo que hizo cambiar mi manera de afrontar mi preparación, sobretodo a nivel mental y de organización.

Y ahora, me gustaría hablar un poco de Annelien Van Wauwe, que supongo que todo clarinetista que esté leyendo esta entrevista conocerá. Una profesora entregadísima con sus alumnos, con una formación y con un currículum espectacular, que causa admiración a cualquier clarinetista y músico actual.

Cuando nos conocimos, me sorprendió mucho su forma de trabajar, ya que la primera cosa que me dijo, fue que dejara la técnica de lado, y empezara a pensar directamente en la música. Todo esto, acompañado de todos los recursos técnicos de los que dispone y que ella sabe explicar de forma muy clara, natural y con una amabilidad increíble. Es una persona muy trabajadora, humilde, y con una comprensión y madurez de todos los conceptos técnicos que afectan directamente a la interpretación, que la convierte en una guia fantástica. 

Se ha formado con grandes clarinetistas como Sabine Mayer, Pascal Moragues, Yehuda Gilad, Alessandro Carbonare o Eric Hoeprich. Comento esto porque lo que más me impactó, es su manera tan variada y pragmática de trabajar, es que hace que entiendas al 100% cómo funcionan todos los recursos técnicos y musicales, y que inmediatamente puedes utilizarlos en tu estudio y práctica diarios, sin estar calcando la forma de tocar de una escuela o intentando conseguir un sonido, una articulación o una manera de cantar de una escuela o profesor concretos.

Otro de los aspectos que más han cambiado mi manera de afrontar la música y la práctica diaria, es la importancia de incorporar el trabajo corporal en el estudio diario. Con ello, el nivel de confianza y naturalidad que adquieres en el escenario, junto con la transparencia con la que puedes expresarte, es muchísimo más elevada. En nuestras clases, siempre había muchos consejos y ejercicios para poder incorporar prácticas derivadas de técnicas como el Yoga, por ejemplo. Incluso, todos sus alumnos estuvimos varias veces en sus clases de Yoga con ella, trabajando, para poder profundizar sobre todos estos conceptos que trabajábamos en clase y poder experimentarlo en primera persona.

Por otro lado, nos demostró que es posible tener un sonido de calidad, potente, flexible, centrado y propio, gracias al minucioso trabajo que hace del sonido. Creo que muchas veces, los estudiantes se centran en tener un tipo de sonido, en articular más rápido, o en intentar tener el sonido más grande y oscuro de todos. Todo esto, resta muchas posibilidades a la hora de tener recursos expresivos. Es muy importante tener en cuenta que necesitamos de una técnica estable y a la vez flexible para poder expresarnos, y creo que es una cosa que se suele dejar muy de lado tanto el los conservatorios de Grado Profesional como en los conservatorios de Grado Superior.

Por último, en estos dos años, aprendí la importancia de una buena rutina, un buen calentamiento, sin entrar en contacto con ejercicios puramente técnicos, como pueden ser las escalas, arpegios, etc. La importancia de tratar todos los elementos que intervienen en nuestra interpretación, conectando en todo momento los ejercicios con una idea musical clara y propia. Esta forma de trabajar, nos genera una base y una confianza que hace mucho más fácil todo el trabajo musical y técnico.

Puedo decir que, gracias a este tipo de trabajo, he sido capaz de encontrar mi voz y una manera sincera y directa de expresarme a través del clarinete, que es lo que llevaba años buscando.

Ahora estas en la etapa en la que, finalizados los estudios, te abres camino hacia la profesionalización… Es una etapa dura, pero tú estás sacando delante de manera excelente y creativa a través de proyectos variados, tanto de interpretación como de enseñanza, además de apostar por tu formación. ¿Nos cuentas?

Como bien dices, es una etapa dura, por muchas razones que ya sabemos, como son la dificultad de entrar en un mercado concreto, las contadas oportunidades de las que disponemos ahora mismo en cuanto a trabajo fijo, etc.

Pero creo que hay que ir siempre adelante, e intentar aprender de las situaciones y hacer todo lo que esté en nuestras manos, apartando el tópico de “es difícil vivir de la música”. Es por eso que aproveché para hacer dos grabaciones profesionales, preparar programas de clarinete solo, con piano, empezar con mi escuela online, y muchas cosas que están por venir.

Creo que es importante tener en cuenta que, si uno quiere ser profesor y aportar valor, debe estar mínimamente en activo, tanto el campo interpretativo como en su formación. Creo que es un aprendizaje continuo y que es muy necesario mostrar esto a nuestros alumnos.  

El segundo motivo, que decidí formarme en un campo que me encanta y va mucho con mi personalidad, el de la investigación. Para seguir este camino, elegí el Máster en Investigación Musical de la UNIR (Universidad Internacional de la Rioja).

Dos experiencias pasadas en campos del trabajo y preparación física y mental, fueron los culpables de que siguiera investigando sobre estos campos durante mi trabajo de Fin de Máster.

Por un lado, en el año 2016, a través de mi profesora Ona Cardona, me inscribí al curso de iniciación que ofrecía la Asociación Española de Método Trager. Una experiencia que cambió la forma de entender el movimiento en relación al esfuerzo. Para hacer una breve descripción, el Método Trager busca la facilidad de los movimientos, sin crearlos, simplemente dejando que vengan, con lo que reduces notablemente el tono muscular utilizado durante nuestra práctica diaria y te ofrece una libertad de movimientos muy natural. Todo esto simplemente haciendo una serie de ejercicios prácticos, muy fáciles, y que puedes utilizar en cualquier momento y lugar.

Por otro lado, en 2018, tuve la oportunidad de apuntarme a un Curso Online de Mindfulness para artistas, impartido por la psicóloga especialista en artes escénicas Marta Gómez Garay, para conocer como podía ampliar mi formación en ese campo y poder aplicarlo a mi día a día. Fue ahí dónde descubrí todo un mundo y una serie de prácticas que afectaban enormemente a mi estudio y a mi interpretación.

Fueron estas dos experiencias las que me llevaron a intentar buscar una práctica efectiva, que redujera los niveles de ansiedad escénica (que más de un 64% de los músicos de conservatorio sufren a día de hoy…) incorporando estos métodos que había conocido, ya que no existen prácticas concretas que combinen estas disciplinas, de forma organizada, y que sean directamente aplicables.

Es por todo esto, que la forma de trabajar que ofrezco a mis alumnos integra todas estas prácticas, sin dejar de lado los recursos técnicos y musicales que creo que son de vital importancia para afrontar el mundo musical que vivimos hoy en día.

Todo esto, junto con una buena planificación, es lo que intento plasmar en mis clases, tanto a nivel presencial como en la escuela online. Veo muy necesario ayudar a los jóvenes músicos a encontrar su propio camino y su propia forma de expresión, intentando evitar malas praxis y ofrecer todos los recursos que necesiten para valerse y expresar todo lo que llevan dentro por si mismos.

Por otro lado, cuando volví de Bélgica, sentí la necesidad de plasmar mi idea musical en formato digital de calidad, y quise que fuera lo más directo, personal y transparente posible. Elegí dos obras, una de un compositor de mi ciudad, Josep Maria Guix, y otra de K. Penderecki. Dos obras con un discurso muy personal, y que se adaptaba a mi forma de expresarme.

En cuanto a nuevos proyectos, tengo una cosa que me hace muchísima ilusión en mente, y que me gustaría hacer a finales de este 2021, que dependerá de algunos factores… esperemos que todo vaya bien y tenga la oportunidad de mostrároslo.

Esperemos que sea un año con mucho movimiento y que pueda llevar a cabo muchos de los proyectos que tengo en mente.

¡Muchísimas gracias por la oportunidad y por tu increíble labor, Cecília!

2 respuestas a «CON NOMBRE PROPIO: ORIOL ESTIVILL ROFES»

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